
En toda startup llega un momento en el que aparece una pregunta inevitable:
¿cómo asegurarnos de que lo que construimos realmente genere valor para el cliente?
Esa pregunta resume la esencia del rol del Implementation Manager, una figura que se mueve entre la tecnología, el cliente y el producto.
En este episodio del podcast de Fuse, Paula conversa con Joaquín, Director de Solutions, sobre el impacto de este rol y lo que hace que sea tan esencial dentro de un equipo en crecimiento.
Mientras muchos puestos se centran en desarrollar, diseñar o vender, el Implementation Manager se encarga de que todo eso funcione en el mundo real.
Es quien traduce las necesidades del cliente en soluciones funcionales, configura los sistemas, integra datos y asegura que cada parte del producto se conecte correctamente.
“El Implementation Engineer es el API humano entre el cliente y el producto.”
Pero este rol no solo requiere habilidades técnicas. También demanda una enorme capacidad de comunicación, empatía y resolución. Porque cuando algo no sale como se esperaba, el Implementation Manager es quien une los puntos, calma las aguas y lleva la solución a la práctica.
Uno de los conceptos que más resuena en Fuse es la mentalidad 80/20: enfocarse en lo que genera el mayor impacto en el menor tiempo posible.
Joaquín lo explica así en el episodio: no se trata de hacerlo todo perfecto, sino de avanzar con propósito y claridad.
Un buen Implementation Manager sabe cuándo vale la pena invertir tiempo extra y cuándo es mejor seguir moviéndose.
Esa mentalidad se complementa con otro rasgo esencial: la comunicación proactiva.
En lugar de esperar que el cliente o el equipo detecten un problema, el Implementation Manager lo anticipa. Pregunta, propone y busca soluciones antes de que algo se estanque.
Ser “client-centric” sin perder el enfoque “product-centric” es uno de los mayores desafíos de cualquier startup.
En el episodio, Paula y Joaquín lo resumen como un arte:
si solo escuchas al cliente, el producto se vuelve inconsistente;
si solo sigues la visión del producto, pierdes conexión con la realidad.
El Implementation Manager vive justo en el medio.
Entiende lo que el cliente necesita, pero también lo que el producto puede —y no puede— hacer.
Su trabajo consiste en encontrar ese punto de equilibrio donde ambos lados ganan.
Más allá del conocimiento técnico (como APIs, SQL o herramientas low-code), lo que distingue a un gran Implementation Manager es su forma de pensar:
En palabras de Joaquín:
“Si hay un bloqueo, busco la alternativa de la alternativa de la alternativa. No me quedo esperando que alguien lo resuelva por mí.”
Esa mentalidad de solutions es lo que impulsa el crecimiento no solo de un producto, sino de todo un equipo.
Lo más interesante de este rol es que no tiene techo.
Quien aprende a moverse entre cliente, producto y tecnología desarrolla habilidades que lo preparan para cualquier camino:
liderar un equipo, gestionar producto o incluso emprender.
Como mencionan en el episodio, muchos líderes actuales en Fuse comenzaron en Implementation.
Aprendieron a resolver, comunicar y tomar decisiones con impacto real.
En un mundo donde la IA y el low-code simplifican procesos, el verdadero valor sigue estando en las personas que saben traducir la necesidad en acción.
Y eso es exactamente lo que hace un Implementation Manager:
une tecnología, negocio y empatía para que las ideas cobren vida.

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Al final, los productos se construyen con tecnología…
Pero se hacen realidad gracias a las personas que los implementan.